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jueves, 29 de diciembre de 2011

POEMAS

Sé que la poesía no tiene tantos seguidores como la prosa. Que es más difícil de leer y no digamos ya de vender. Pero, como dije desde el principio, cuando empecé a escribir también hice poesía. Fue más un ejercicio, una forma de disciplinarme, de buscar imágenes que hiciesen mis relatos más evocadores. Tengo que reconocer que no es lo que más me gusta escribir. Pero, de vez en cuando, viene bien leer algún que otro poema y ¿por qué no hacerlo en estas fechas navideñas, que suelen estar, por tradición, más cargadas de emociones y de magia?

Voy a poner a continuación (no como página a la derecha) dos de mis poemas. Son antiguos. Ambos debieron de ser escitos a finales de los 80. No sabría precisar la fecha exacta. Los conservaba mi madre, en las revistas que editaban los grupos literarios del barrio que yo frecuentaba por aquella época. Son bastante distintos. Como anécdota diré que el primero formó parte de un examen que la profesora de literatura que yo tenía en aquel momento hizo a los alumnos de segundo de BUP. Por aquella época yo estaba en COU y los pobres de segundo debieron odiarme. La profesora (bromista ella) no dijo el nombre del autor y los alumnos se devanaron los sesos intentando poner algo en el comentario de texto. Alguno incluso dijo que era de la generación del 98 y que se notaba la melancolía por la pérdida de las colonias... Espero que vuestros comentarios den más en la diana.

SE CERRARON LAS FRONTERAS

Se cerraron las fronteras.
Nadie había tocado la alarma,
pero su sonido devoraba las cabezas.
Fue estúpido apostarlo todo
a un solo número.
El tiempo se había dado la vuelta.
Tres meses, encajados de vida,
se inyectaban como cerrojos en las puertas.
Quisimos pellizcar el infinito
y su llama nos destrozó los dedos.

Se cerraron las fronteras.
No puse tapa a esos días
y esperaba que el frasco siguiese lleno.
Era curioso saber que todos
empaquetábamos los mismos recuerdos.
Un mapa y un calendario
evaporaron nuestra suerte.
Otros frascos pincelaron entonces mi cerebro.
Jugamos a vivir película
y la pantalla nos estalló en las manos.

Se cerraron las fronteras.
Nuestro pasaporte ya había caducado.
Llevaba tanto tiempo mordiendo la alerta...
Todo había sido una confusión de cifras,
un error de cálculo,
unos besos, apresado entre números,
que nos dejaron al otro lado.
Una sola bala en el cargador
y tuvo que acertarnos.


SERÁ EL RECUERDO

Será el recuerdo
el suave tacto de tu voz entrecortada.
tu andar torpe sobre el grito de mi piel,
la cálida ausencia de tus manos.

Será el recuerdo
un murmullo,
el tic-tac de un reloj
y el vaho entrelazado cegando el espejo.

jueves, 22 de diciembre de 2011

La noche del tamarindo

Como ya anuncié en su día, voy a comentar "La noche del tamarindo", de Antonio Gómez Rufo. Aunque siempre que hablo de un libro lo hago desde mi punto de vista, en esta ocasión creo que mi visión va a ser la más personal de todas las que han orientado mis reseñas.

Cuando el lector se enfrenta a un libro, sus vivencias, sus emociones, actúan como un tamiz por el que pasa la trama para salir convertida en otra distinta a la que en su día ideó el escritor. Y en mi caso, el tamiz contenía quizá más de lo debido.

No sabría decir si el libro me ha gustado o no. Es cierto que no lo he devorado, quitándome horas de sueño, como me ha ocurrido con otros. También que en algunos momentos, la historia me ha parecido inverosímil, en muchos otros, lejana. Pero, ¡ay!, aquéllos en los que me ha tocado, lo ha hecho de verdad. Y no sabría decir si por la calidad del libro o por mi disposición. Me explico: el argumento principal gira en torno a una muerte y al deseo de la vida eterna. Esa muerte se produce por una enfermedad que el protagonista, a pesar de todo su dinero, no logra evitar a una persona querida.

Todos tenemos alguien cercano que sufre o ha sufrido una enfermedad de la que no le hemos podido librar y muchas veces es difícil no encontrarte con tu situación, con tu problema, en cada paso que das (Ya se sabe, cuando estás embarazada parece que el número de embarazadas a tu alrededor se multiplica). Pero en este caso, el ejemplar del libro que he leído no era mío. Y estaba dedicado por el autor. Estaba dedicado a una mujer que falleció hace poco más de una año, algo después de comprarlo, sin que los esfuerzos de sus seres queridos pudieran hacer nada para evitarlo. Y a pesar de no ser yo una de las personas más cercanas a ella, sí lo soy de aquél que más lucho por darle, sino la vida eterna que persigue el protagonista de la novela, sí algo más de tiempo.

Por eso no puedo ser objetiva con el libro. Ni perderme en si el autor utiliza un lenguaje demasiado poético unas veces y muy casual otras, dando poca cohesión al estilo de la novela. No puedo criticarla (en el sentido más amplio de la palabra), porque me ha conmovido profundamente. Pero, al fin y al cabo, ¿no es de eso de lo que trata la literatura?, ¿de despertar sentimientos y emociones que reposan en nosotros y unirlos a los que el autor imaginó para crear algo nuevo?

Como digo, ésta es la más personal de mis reseñas. Va por ti, hermano.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Ni patria ni tribu

Siguiendo con la idea de publicar en el blog trozos de mis novelas, os dejo una parte de "Ni patria ni tribu".

Es un pequeño trozo del principio de la novela, en el que se presenta a uno de los dos protagonistas, Daniel quien, junto con su abuelo Juan, será el que vaya desgranando la historia, en una mezcla de tiempos y de tramas que al final confluyen.

En una entrada anterior dije que pensaba presentarla al Premio Azorín de Novela 2012 pero, por una serie de problemas formales no ha sido posible, por lo que la presentaré al Premio Fernando Lara de Novela. Ya iré contando qué tal me ha ido.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Almas gemelas

Dejo un relato (como página a la derecha) que inicialmente iba a tratar sobre la inmigración y que al final parece más la segunda parte de "Igual que tu madre", que hablaba de la relación madre-hija.

Supongo que ser parte de la generación "sandwich" - ésa que cuando acaba de cuidar a sus hijos, empieza a ocuparse de los padres - tendrá algo que ver y que el subconsciente ha actuado por su cuenta. Además, las situaciones personales y laborales que solemos tener, hacen que el cuidado en sí lo lleven a cabo otras personas, gente a la que contratamos o que trabaja en centros a los que llevamos a nuestros familiares. Y nosotros cargamos con la culpa de no hacerlo directamente, creándonos pesos y más pesos que al final hacen que no disfrutemos de los momentos que tenemos junto a las personas que queremos. 

viernes, 9 de diciembre de 2011

La casa del propósito especial

Hoy voy a comentar el libro "La casa del propósito especial" de John Boyne.

Es el autor de "El niño del pijama de rayas" y, como en esa novela, utiliza un hecho histórico (en este caso la revolución rusa y el asesinato de la familia Romanov) para enmarcar un relato cuyo protagonista se ve envuelto en esos acontecimientos prácticamente sin entenderlos pero, al mismo tiempo, nos cuenta otra cosa, su historia personal, que se desarrolla, de forma a veces paralela y a veces entremezclada, con la Historia real.

Es una novela amena, agradable, yo diría que tierna en muchas ocasiones. Pero también es predecible y carece de la originalidad del planteamiento de "El niño del pijama de rayas". Su protagonista parece estar en todas partes, como si fuera un Forrest Gump ruso que se cuela en todos los momentos clave de los acontecimientos históricos que se desarrollan a su alrededor. Narrada en dos tiempos distintos, tiene continuos "flash back" que, en general, están bastante bien llevados.

Si os gusta leer y estáis abiertos a toda clase de lecturas, os la recomiendo. Si sois exigentes, quizá no cubra vuestras expectativas.

El próximo comentario será sobre "La noche del tamarindo" de Antonio Gómez Rufo, aunque no puedo asegurar que lo haga la semana próxima.

jueves, 1 de diciembre de 2011

La culpa

Siguiendo con la idea de dar a conocer mis novelas, hoy os voy a dejar un fragmento de "La culpa", la primera que escribí.

Espero que os guste, os quedéis con las ganas de saber qué pasa  y os anime a pedirme el resto.

Ya sabéis, lo publico como página a la derecha.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Mis hijos proscritos

Hoy voy a dejar, como página a la derecha, algo distinto. Ni siquiera yo sé muy bien qué es. No sabría si calificarlo de cuento, de escrito poético, o de qué sé yo. Lo que está claro es que es prosa, pero no se puede considerar, en sí, una narración. Lo encontré entre mis papeles, cuando hacía una mudanza. Está fechado en junio de 1983 (sí, no es un error, hace más de 28 años). Por aquella época yo ya escribía. Escribía más y con más ambición que ahora. Y recuerdo haber escrito esto. Pero, al leerlo, después de tantos años, me ha parecido muy extraño. No puedo juzgar si bueno o malo. Pero raro, muy raro.

Y no digo más. Leedlo y me contáis qué os parece.

(Para todo aquel que esté haciendo cuentas, y a pesar de que en mi perfil no he especificado la edad, diré que en 1983 yo tenía dieciseis años. El cálculo es fácil).

jueves, 24 de noviembre de 2011

Un plan sencillo

Hoy voy a comentar la novela "Un plan sencillo", de Scott Smith. Fue escrita en 1993 y llevada a la pantalla en 1998. Yo no he visto la película, por lo que no voy a hablar de ella. El libro lo leí porque me lo habían recomendado. Me decían que reflejaba un dilema moral y que planteaba un conflicto ante el que no podías mantenerte neutral. Que recordaba a "Fargo", la película de los hermanos Cohen. Que merecía la pena. Las críticas que he leído parecían coincidir con esas opiniones. Pero yo no... Será que no he captado bien el mensaje. O que no es el tipo de novelas que me gustan. Será lo que sea, pero se me ha hecho pesada.

Empieza bien. Entra en la historia y presenta a los personajes de un modo ágil e interesante. Pero desde el momento en el que sucede el primer contratiempo, me desconecto. No sé por qué. Ya digo, seré yo. La trama me suena muy lejana, muy americana, muy de telefilm de serie B. No me identifico con ninguno de los personajes. Ni con el "bueno" de Hank, ni por supuesto con los desesastres de su hermano y el amigo. Nada. Y Sarah, la mujer de Hank, también me parece muy lejana y completamente ajena.

Por otra parte, la historia no me resulta real. Si, es cierto, ¿quién no ha pensado qué haría si encontrase un montón de dinero que parece no pertenecer a nadie (en concreto más de cuatro millones de dólares)? No digo que la idea no sea atrayente, pero es el desarrollo de la novela el que no consigue captar mi atención. Quizá porque los personajes son, como ya he dicho, demasiado americanos. O porque la violencia se empieza a desatar de un modo estúpido, sin sentido alguno desde mi punto de vista. El caso es que la lógica de la novela, que es presentar la situación como si fuese inevitable, como si una cosa llevase a otra del modo más natural, para mí es totalmente forzada. No le veo sentido. Vamos, que yo no me quedaría con el dinero. Y no porque sea más íntegra que nadie, sino porque con esos compañeros de fechorías está claro, desde el principio, que algo va a pasar. Y vaya si pasa...

No voy a desvelar nada, pero sí diré que todo pasa para que nada cambie. El final, esta vez, no es de cuento de hadas. Es triste y descorazonador. Aunque la moraleja está clara: el que la hace la paga.

Si "Un jardín olvidado" me pareció un libro demasiado femenino, este, "Un plan sencillo", me parece demasiado masculino. Tiene un exceso de violencia y testosterona para mi gusto.

Pero, como digo, las opiniones que he escuchado y he leído sobre el libro son totalmente distintas. ¿Cuál es la tuya?

jueves, 17 de noviembre de 2011

Arder en la memoria

He decidido ir publicando trozos de mis novelas. Comenzaré por la última "Arder en la memoria". He elegido una parte que puede considerarse una historia independiente. Para no estropear la novela a ninguno de los que la estáis leyendo, voy a cambiar los nombres de los personajes, de manera que no sean identificables. El resto, lo mantendré igual.

Espero que os guste y os anime a leerla entera. Si es así, pedídmela, a través del blog y ya veré el modo de que os llegue.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Tarántula

No os había anunciado que iba a comentar esta novela y casi, casi, se me olvida hacerlo. Es tan cortita y se lee tan deprisa, que la terminé cuando acababa de publicar la reseña de la última y me pareció que no debía hacer dos tan seguidas.

No sé cuántos conocéis la novela. Al menos por el título. Es de un autor francés, Thierry Jonquet. El título original es Mygale y fue publicada en 1995. ¿Nada?, ¿no os suena?. ¿Y si os digo que es la novela en la que se ha basado Pedro Almodóvar para el guión de su última película, "La piel que habito"? Ahora sí, ¿verdad?

Bueno, pues yo no he visto la película, así es que no voy a opinar sobre ella. Y que conste que el director manchego es uno de mis preferidos (quizá tenga algo que ver lo de que sea manchego). Pero el libro es recomendable. Muy recomendable. Es una novela negra, pero no una al uso, con detective o policía que va desenmarañando la trama. No. Esta es distinta. Estaría a mitad de camino entre los libros policiacos tradicionales y los de terror, pero de terror psicológico. Porque las complicadas relaciones que narra "Tarántula" te hancen pensar en la complejidad del pensamiento humano.

Como decía, no hay aquí un bueno, un "poli" o un amigo de la víctima dispuesto a desvelar la trama, sino que son los propios personajes, los atormentados sufrientes de la historia, los que van desenredado el hilo con el lector. Y sorprende. De verdad que sorprende. No voy a decir nada más porque no quiero estropear la lectura a nadie. Solo diré que el autor (que murió en 2009) solía inspirarse en hechos reales, leídos en los periódicos y en las noticias de sucesos. También escribía teniendo en cuenta su experiencia como terapeuta en centros geriátricos y psiquiátricos. Y eso hace la novela más aterradora aún. Saber que cosas así pueden pasar. Que la mente humana puede idear juegos de sumisión, torturas físicas y psíquicas difícilmente imaginables.

Haciendo honor a mi fama de repelente (que sé que un poco sí que la tengo) diré que lo único que he echado de menos es no haber leído la versión original. Creo que, por muy buenas que sean las traducciones, siempre se pierden los matices, como pasa en el cine. Aunque, no me engaño, sé que no tengo conocimiento suficiente del idioma  francés como para haberlos captado en esa lengua.


miércoles, 9 de noviembre de 2011

Crisis de identidad

Llevo algo más de una semana sin publicar ningún relato nuevo y, aunque he puesto el resumen de mi última novela y he añadido una página con la sinopsis de las tres que he escrito, no quería dejar pasar más tiempo sin dejaros una nueva historia.

Quizá os recuerde a "Alter ego" (que, por cierto, he enviado a un concurso, ya veremos si hay suerte). Como ese relato, el de hoy fue escrito hace algunos años pero, como no he encontrado los originales, he decidido reescribirlos. "Crisis de identidad" es menos filosófico, más atado a la tierra (o más de andar por casa si queréis) pero igualmente imposible. En él (como casi en todos) las constantes de la vida que no cubre las expectativas, del paso del tiempo y, en definitiva, de no saber valorar lo que realmente tenemos. Espero que os guste

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Arder en la memoria

Y llegamos a la tercera novela. La última que he escrito hasta ahora. Se llama "Arder en la memoria" por uno de los versos del soneto de Quevedo "Amor constante más allá de la muerte". En concreto, el verso dice: Dejará la memoria, en donde ardía... Esa es una pista sobre el contenido de la novela.

Se trata de mi particular homenaje a mi pueblo. El pueblo en el que no nací, pero del que viene toda mi familia: Villanueva de los Infantes. En él murió Francisco de Quevedo en 1645 y, durante años,  el escritor ha sido el personaje más ilustre del lugar. Últimamente está teniendo que disputar el puesto con Cervantes, ya que unos estudios han venido a demostrar que "el lugar de la Mancha" era Infantes y desde entonces, don Quijote le roba protagonismo a don Francisco.

Como digo, es un homenaje a Infantes. Una novela con dos tramas muy distintas que suceden en momentos históricos diferentes, el siglo XVII y la actualidad, pero teniendo ambas como marco ese pueblo. No es puramente una novela histórica, sino una novela que tiene lugar en un contexto histórico, por lo que, aunque he intentado respetar hechos, lugares y costumbres, no es un fiel reflejo de la vida de la época.

Y lo que une las tramas son los sentimientos, que no cambian, que se repiten de forma inmutable pese al paso de los siglos.

En estos momentos, la novela está siendo valorada por Espasa. Esperemos que tenga mejor suerte que "Ni patria ni tribu".

En este caso también necesité una labor de investigación y, contrariamente a lo que me sucedió en la segunda novela, en esta el problema fue el exceso de información. La vida de Quevedo está tan bien documentada, el siglo XVII español se conoce tan exhaustivamente, que era fácil equivocarse. Espero no haberlo hecho. O al menos, que no se note demasiado.

Como siempre, os dejo un resumen.

Año 2011. Beatriz sueña con tener el valor suficiente para cambiar definitivamente su vida y para ello huye de Madrid y se recluye voluntariamente en Villanueva de los Infantes, un pueblo de la Mancha.

Año 1645. Rosario sueña con salir de ese mismo pueblo, en el que nació y que se ha convertido en una prisión para él, con sus anhelos puestos en la capital.

Escenarios idénticos que acogen dos historias muy distintas, separadas por más de trescientos años, pero unidas por las emociones, que se repiten a través de los siglos: amor, venganza, desesperación, intrigas, odios y muertes. Unas muertes que tejerán finalmente la conexión entre Beatriz y Rosario, a la sombra de la Inquisición y con la aportación involuntaria de uno de los grandes autores de las letras castellanas: Francisco de Quevedo.

sábado, 29 de octubre de 2011

Igual que tu madre

La entrada de hoy (como página a la derecha) trata sobre la relación entre madre e hija. Yo soy las dos cosas y creo que sé algo de eso.  La relación con tu madre, aún en el mejor de los casos, suele ser complicada. Marca tu propia forma de ser y de comportarte, tanto si eres muy parecida a ella como si no tenéis nada en común. Y la relación con tu hija, aparte de ser un reloj que te enfrenta con el paso del tiempo, te hace darte cuenta de que lo que no te gustaba de tu madre no era tan malo, de que lo que valía para ti te parece horrible para tu hija y de que es difícil ser coherente con tus principios cuando los sentimientos y las emociones entran en juego

Si alguno de vosotros ha visto la película francesa LOL (laughing out loud), protagonizada por Sophie Marceau, podrá intuir alguna influencia. De todos modos, y para evitar la tentación de comparaciones con la realidad, diré que mis hijas aún son preadolescentes y que, lamentablemente, yo no me parezco a Sophie Marceau...

jueves, 27 de octubre de 2011

El jardín olvidado

Lo primero que tengo que decir es que el libro no ha cubierto mis expectativas. Quizá porque eran muy altas, esa es la verdad. Varios amigos (debería decir mejor, amigas) me habían hablado de él, de la autora, Kate Morton,  y de su primer libro “La casa de Riverton”, de forma muy elogiosa. El número de ejemplares vendidos también parecía indicar algo. Sin embargo, a mí, “El jardín olvidado” se me ha quedado corto. Tendré que probar con “La casa de Riverton”.

Es de lectura fácil, a pesar de sus 544 páginas. Recuerda (como dice su propia contraportada) a la novela victoriana, con regusto a Dickens y a Wilkie Collins y, quizá también, aunque a mí me cueste más encontrarlo, a Jane Austen. Los cuentos de hadas  que contiene y que sirven para argumentar parte de la trama, son bastante originales. Además, hay referencias expresas a los libros de “los cinco” de Enid Blyton, con los que muchos de nosotros crecimos. Y hasta ahí lo positivo.

Lo negativo, bajo mi punto de vista: un secreto que se anuncia desde el principio del libro y que es enteramente previsible (o al menos lo ha sido para mí); una desconexión total de la historia con la Historia, la de verdad, la que estaba pasando en los momentos en los que se sitúa la novela; unos personajes masculinos completamente desdibujados y casi, casi, prescindibles y unos personajes femeninos omnipresentes y, algunos, poco creíbles.

Pero, como digo, es mi opinión y, por algunas críticas que he leído, no es muy compartida. La falta de referencias históricas puede entenderse como un deseo de la autora de dar al relato un aire atemporal y el tratamiento de los personajes puede ser también intencionado.

Mi conclusión es que es un libro demasiado femenino. Me gustaría conocer la opinión de algún hombre que lo haya leído, a ver qué le parece. Y, a pesar de eso, es entretenido. Se lee bien y, en algunos momentos, te acerca a esos escenarios grises y tremendamente tristes de la Inglaterra postindustrial que para mí, como supongo que les ocurrirá a muchos, están asociados a mis lecturas adolescentes (el ya citado Dickens y el personaje de Sir Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes). Aunque a veces también me recuerde a los seriales radiofónicos que oían nuestras madres en la década de los setenta...

sábado, 22 de octubre de 2011

Ni patria ni tribu

La segunda novela que he escrito es "Ni patria ni tribu".

La historia que cuenta vino a mí varias veces a lo largo de mi vida, en distintos momentos y a través de personas diferentes. Hasta que empecé a pensar que quizá era la propia historia la que me buscaba y lo hacía porque quería ser contada. Y me puse a ello.

Puede que sea una obra muy ambiciosa para una autora novel. Tanto el contenido (que requirió una importante tarea de investigación) como la propia forma del libro (varias tramas que se entrecruzan con tiempos y voces distintos hasta quedar atadas en una histórica única) son arriesgados para empezar, pero el resultado está ahí y no soy yo quien debe juzgar si está o no a la altura.

Ya sé que como "madre" no debería tener favoritismos, pero tengo que reconocer que de las tres novelas que he escrito hasta ahora, esta es mi preferida. He intentado (y lo sigo haciendo) que sea publicada, pero aún no he tenido éxito. Comentarios favorables no han faltado, pero ofertas sí. Mi intención es enviarla a un premio de novela, al Azorín. Ya os iré contando si finalmente lo hago y cuáles son los resultados.

Como también comenté con "La culpa", voy a dar alguna referencia de novelas conocidas que puedan tratar, más o menos, temas similares: diré que se parece a "El tiempo entre costuras", de María Dueñas, por la ubicación de parte de su trama en el norte de África, pero que difiere en sus personajes principales (que no son mayoritariamente femeninos) y en el tiempo de la historia, que no solo tiene lugar durante la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial, sino que atraviesa la Guerra de la Independencia de Argelia, hasta llegar a nuestros días. También tiene elementos comunes con "Inés y la alegría", de mi admirada Almudena Grandes, pero aquí - en "Ni patri ni tribu" - la invasión del Valle de Arán es solo una referencia y no el hecho central sobre el que gira el argumento. En definitiva, "Ni patria ni tribu" toca, a mi entender, dos temas que en la literatura española contemporánea no han sido apenas tratados, el de los exiliados españoles en Orán y el de los "pieds noirs". Y, si queréis saber más de ellos, pues tendréis que leer la novela. Ahora os pongo un breve resumen y animo a todos los que la habéis leído a dejar vuestros comentarios.
 
La Guerra Civil española terminó en el puerto de Alicante.
Y allí, en Alicante, está Daniel, nacido en París, hasta donde llegaron sus padres procedentes de Orán, huyendo de la Guerra de Independencia de Argelia.
Con Daniel y su abuelo Juan, republicano español exiliado en Orán, asistimos a los convulsos acontecimientos del segundo tercio del siglo XX: el final de la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial y la descolonización africana.
Acontecimientos que conforman la situación política actual y la vida de Daniel, marcada por la mezcla de su procedencia.
Francés de nacimiento, español y argelino de origen,  la suya es la historia del exilio, de la emigración; la historia de la búsqueda de la identidad en un mundo en el que nadie está donde debe y nadie es de donde está.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Demasiados demasiados

Hoy voy a dejar (como página a la derecha) una historia corta que trata de rendir dos homenajes.

Uno a Steve Jobs. Sí, ya sé que es algo tarde, que murió el 5 de octubre, pero ya véis, yo soy así, un poco retardada. Una de sus frases, de las muchas que se han hecho famosas y que estos días todo el mundo anda repitiendo es "tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto". Y de eso va la historia.

El otro homenaje es algo menos global, más de andar por casa, aunque no por ello menos importante. Es un homenaje al grupo de teatro Mitá y Mitá, cuya página web (lajirafarosa.com) está en los enlaces de la derecha. He utilizado una frase de una de sus obras como título para el relato, "Demasiados demasiados".

Y nada más. Que os guste.

sábado, 15 de octubre de 2011

La culpa

Como he comentado anteriormente, desde que, en el 2008, retomé la pasión por escribir, he terminado tres novelas, que son, en orden cronológico, "La culpa", "Ni patria ni tribu" y "Arder en la memoria". Ahora mismo ninguna de ellas está publicada, aunque yo no pierdo la esperanza. Voy a ir colgando en el blog un resumen de cada una y comentarios sobre cómo surgieron y cómo las veo yo. Si alguno de vosotros las ha leído (me consta que algunos sí) y queréis, podéis compartir vuestras opiniones sobre ellas.

Como decía, la primera que escribí fue "La culpa". Me llevó dos años completarla y, como ocurre con las otras dos, la idea llevaba rondándome algunos más. Yo la defino como una novela rosinegra, aunque no sé muy bien qué color sería el resultante, granate, quizá, no sé. El caso es que hay una muerte y varias historias de amor (más bien de desamor), de ahí mi manera de catalogarla. Mi intención era hacer una novela en la línea de los autores nórdicos, como las suecas Camilla Lackberg y Asa Larsson, o el islandés Arnaldur Idrianson, pero ambientada aquí, en Madrid, con un entorno y unas circunstancias lejos de los paisajes fríos y nevados que rodean las historias de estos autores.

En estos momentos, la editorial "El tercer nombre" la está valorando para una posible publicación. A ver si citándoles aquí, haciéndoles un poquillo la pelota, se animan.

No me enrollo más y pongo el resumen. Ahí va:

Isabel aparece muerta a la salida de su trabajo. ¿Fue un accidente o fue provocado? Su amiga Marta y su antiguo amante, Julián, iniciarán una investigación, paralela a la oficial, que les llevará a ambos en un viaje por el pasado de Isabel - el que conocían y el que no podían ni imaginar - en medio de una trama empresarial de ambiciones y corrupción. Ese viaje les llevará también por sus propias vidas y sus miedos. La vida de  Julián, con la incertidumbre de un futuro no querido y la comodidad de un pasado al que no puede volver. La vida de Marta, prendida de una decisión que no es capaz de tomar. Esa vida tan distinta y tan parecida a la de su amiga, cuyas identidades a veces llegan a confundirse. Al menos en la mente de algunos…

miércoles, 12 de octubre de 2011

Riña de gatos

Hoy toca hablar de "Riña de gatos" el premio Planeta 2010.

Ante todo diré que me ha gustado. Y bastante. Es un libro que lleva el inconfundible sello de su autor, Eduardo Mendoza.

Si "La ciudad de los prodigios" fue el libro dedicado a Barcelona, donde nació, este es el que habla de Madrid. De hecho el título completo es "Riña de gatos. Madrid 1936". Se refiere a un  período muy concreto de tiempo, fundamental para entender la historia posterior de España: los meses previos a la rebelión militar de 1936 que dió lugar a la Guerra Civil española.

Pero a pesar de la seriedad del tema elegido, Mendoza no puede evitar (y supongo que tampoco quiere) que su sentido del humor impregne esta novela.

Su protagonista, el ingles Anthony Whitelands, es el mismo personaje de otras de sus novelas. Ese personaje algo estúpido que se ve envuelto en situaciones no buscadas y que va de un problema a otro sin saber muy bien cómo ni por qué.

El hecho de haber escogido un protagonista inglés le sirve al autor para expresar a través de él opiniones sobre el carácter de los españoles desde una cierta distancia, sin parecer implicado en ellas.

De todos modos el humor de Mendoza no consigue eclipsar la dimensión de la tragedia que está a punto de suceder en la novela y que se adivina bajo la acidez de escritura.

Una historia de conspiraciones internacionales que recuerda que España fue el tablero en el que las grandes potencias ejercitaron sus tácticas de espionaje (y después sus armas) en un juego de fingida neutralidad, preparándose para lo que estaba por venir, la Segunda Guerra Mundial, sin que les importase demasiado lo que podía pasarle a un pueblo bárbaro como el español.

En definitiva, un buen libro, que recomiendo, con el que acercarse al drama previo a la Guerra Civil sin perder la sonrisa.

El próximo libro del que hablaré es "El jardín olvidado" de Kate Morton,


sábado, 8 de octubre de 2011

La vecina de al lado

Os voy a dejar un nuevo relato, publicado como una página a la derecha del blog. Cuenta (con algunos cambios, ya se sabe, las licencias literarias) una historia que fue real. Por desgracia, en más de una ocasión, en el trabajo, con los vecinos, con algún conocido, he podido intuir situaciones como la que se describe. Siempre creemos que no van con nosotros, que no tenemos nada que ver. Pero no es así. Y la sensación que queda después es la misma: ¿podría haber hecho algo más?

Solo espero que nunca pase lo que la protagonista de esta historia teme y que se descubre al final de la narración.

viernes, 7 de octubre de 2011

El bolígrafo de gel verde.

A pesar de que mi anterior comentario sobre libros no tuvo ningún éxito, voy a hablar sobre "El bolígrafo de gel verde". Ya se sabe, lo prometido es deuda.

La historia del libro y del autor, no la que cuenta sino la suya propia, me atrajo desde que la conocí. Eloy Moreno, el escritor, no encontró editorial que le publicase el libro y decidió autoeditarse. Recorrió las librerias de su ciudad ofreciendo su obra y la promocionó lo mejor que pudo, con sus propios medios. Parece ser que logró convencer a una cadena de librerias y que, de algún modo, empezó a correrse la voz de la existencia de este libro. Las opiniones de los lectores hicieron que una editorial de las de verdad, de las importantes, Espasa, se fijase en él y (ya sobre seguro) decidiese editarlo, haciendo realidad el sueño de Eloy Moreno. Y hasta aquí la historia del libro, no la de dentro sino la que lo envuelve y la que, no nos engañemos, está ayudando a promocionarlo.

Lo otro, lo que cuenta, podría ser la vida de cualquiera de nosotros. La vida tediosa que todos compartimos. Creo que no es difícil verse reflejado en los personajes, sobre todo en el protagonista, con independencia de cuál sea el sexo del lector, (el protagonista es un hombre). Días iguales que se repiten, sin tiempo para que recuerdes qué era lo que habrías querido hacer, pero con la seguridad de que no era eso. Y a mi juicio ese es su acierto, la cercanía, la simpleza de la historia. Eso es lo que te engancha. Porque el libro se lee muy rápido y es difícil dejarlo para luego.

He leído alguna crítica que habla de la filosofía subyacente y lo compara con "La insoportable levedad del ser", de Milan Kundera. Para mí todo eso es exagerado. No da para tanto. Entretenido, fácil de leer. Incluso, incluso, podríamos llegar a decir que es interesante. Pero de ahí a hacerlo paradigma de una reflexión filosófica sobre nuestros tiempos, hay un camino. Y, a mi entender, "El bolígrafo de gel verde" no lo recorre.

En cuanto al estilo, el comienzo no me gusta. Al igual que me ocurre con "Si a los tres años no he vuelto", se me antoja pretencioso. Pero es solo el primer capítulo. Luego el estilo cambia y se hace rápido, ameno. Para ser una primera novela (aunque es la primera publicada, no sabemos si la primera escrita), no está mal.

Para mí, lo peor es el final. Pero es que a mí no me gustan los finales felices. Y este es de película romántica. Todo sale bien. No es por nada, pero no me lo creo.

En definitiva, un buen libro. Fácil de leer, cercano, que cuenta una historia que le puede pasar a cualquiera. Y así te hace sentir, como si tú fueras ese cualquiera.

A ver si esta vez tengo suerte, alguno de vosotros ha leído el libro y decide compartir sus comentarios.

Para la semana que viene, "Riña de gatos".

viernes, 30 de septiembre de 2011

Una cuestión de principios

Veo que la entrada sobre mis lecturas no ha tenido mucho éxito. No sé si es porque gusta menos o porque ya os habéis cansado. Para comprobar, esta semana voy a publicar (como una nueva página, a la derecha) un relato que es más una disquisición ética que una historia.

A los que me conocéis, a los que sabéis de mi vida "real", quizá os sorprenda el final. El resto, me lo habréis oído en más de una ocasión. (Es lo que tengo, que cuando cojo un tema no paro de darle vueltas). Creo que es adecuado en todo momento, pero más en la situación actual y más aún en mi situación actual. La mía y la de mi gente, Ya sabéis, a pesar de lo que nos cuenta el cine de Hollywood no siempre ganan los buenos (ni vistiendo de blanco). Aunque, a lo mejor es más sabio el refranero español, que dice "el que ríe el último, ríe mejor".

martes, 27 de septiembre de 2011

Si a los tres años no he vuelto/Cielos de barro

Además de publicar aquí lo que escribo, me gustaría comentar lo que leo. Mis dos últimas lecturas han venido una como consecuencia de la otra.

Decidí empezar "Si a los tres años no he vuelto" de Ana R. Cañil, publicado por Espasa. Tengo que admitir que el motivo que me llevó a elegir este libro no fue puramente literario, sino más bien interesado. La editorial Espasa valoró una de mis novelas ("Ni patria ni tribu") y, depués de dedicarme algunos comentarios elogiosos que realmente valoro, decidió no publicarla. Sin embargo, "Si a los tres años no he vuelto" y "El bolígrafo de gel verde" son dos de los títulos por los que este año sí ha apostado la editorial y, he de reconocer, que tenía cierta curiosidad por ellos. Por eso de saber de la competencia y aprender.

Dedicaré otra entrada del blog a "El bolígrafo de gel verde", pero hoy me centraré en "Si a los tres años no he vuelto". El principio se me hizo duro. No engancha y, para mi gusto, hay un exceso de pretensiones. Además, se anticipa una novelita romántica de esas que realmente no me gustan. Sin embargo, a medida que el libro iba avanzando, la historia me fue atrapando hasta que conseguí devorarlo en un solo día. Eso no quiere decir mucho, porque yo leo muy rápido. Pero realmente me gustó. Me gustó bastante. Nada de la novelita rosa del principio. Al contrario, mucho gris y mucho ocre de la miseria de la guerra. Aunque dentro de la novela resuenan otras historias, hay que reconocer que está bien construída y que consigue tocar las emociones. Al menos las mías.

Como decía, resuenan en ella otras historias. Parte de "Inés y la alegría", de Almudena Grandes, la del principio y, sobre todo, "La voz dormida" de Dulce Chacón. Para mí la mejor de las tres. La más emotiva, la que mejor conectó conmigo en un trío de autoras e historias que, bajo mi punto de vista, tienen en común la cercanía que trasmiten. Eso sin desmerecer a mi preferida, Almudena, de la que he leído todo lo que ha publicado, columnas incluídas. Sin embargo, de ella, mi favorita es "El corazón helado".

Y, como decía, la lectura de "Si a los tres años no he vuelto", me llevó s recordar "La voz dormida" y, al encontrar en la estantería de mis padres otro libro de esta autora, "Cielos de barro", me animé con él. Lo recomiendo. De lectura algo más difícil que "La voz dormida", debido a la forma de narración empleada, a través de la conversación de uno de los personajes, descubre poco a poco una historia descarnada, si cabe más dura que la de la cárcel de Ventas. Una historia, por desgracia más común, que sucede en el marco de la Guerra Civil pero que podría suceder en cualquier otro tiempo, ya que la vida sometida de los habitantes de ese cortijo, podría darse en cualquier momento durante los últimos tres o cuatro siglos.

Y hasta aquí, estas dos novelas. El próximo, el comentario sobre "El bolígrafo de gel verde". Si alguno de vosotros ha leído las novelas a las que me refiero, animaos a compartir algún comentario.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Alter ego

Voy a intentar publicar al menos una nueva entrada cada semana. Como si fuera un columna en el periódico dominical. En esta ocasión, dejo una página con "Alter ego". Es un relato nuevo, que escribí hace una semana, pero con una historia que ya tenía en mente y que había llevado al papel hace años, de forma diferente.

Puede recordar a algunos pasajes de "El mundo de Sofía", de Jostein Gaarder, pero en mi descargo tengo que decir que la primera versión la escribí antes de leer el libro. Puede que incluso antes de que se hubiese publicado, porque creo que es de principios de los noventa.

Espero que os guste.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Platón

Como ya he dicho, escribo. Fundamentalmente prosa, aunque, en alguna ocasión, también he hecho mis pinitos con la poesía.

Lo que más me gusta hacer es construir narraciones cortas, historias que empiezan y acaban y pueden leerse de un modo rápido. Por eso, he escrito muchos cuentos cortos. Os voy a dejar uno, "Platón", que os sonará a todos los que hayais leído mi novela "Ni patria ni tribu". Lo incluí en ella, modificado y adaptado a una de las tramas del libro.

"Como cada día espero el momento en el que harás ese gesto. Ese gesto descuidado, tan tuyo, que repites siempre; que siempre aguardo y que siempre temo perderme. Nunca sé cuándo pasará, incluso me angustio pensando que hoy no pasará. Pero pasa. Todos los días. Siempre igual y siempre de forma diferente. Te quitas el jersey. En algún momento de la mañana, invariablemente, te quitas el jersey. Y debajo, aparece una camiseta del mismo tono. ¿Cuántas tienes?, y ¿cuántos jerseys?. Todos iguales y todos diferentes. Como tu gesto. Estiras los brazos de forma impetuosa, pero sin darte cuenta y justo entonces, en el momento en el que el jersey oculta tu rostro, veo tensarse los músculos de tu brazo, adivinarse bajo la camiseta la forma de tus pectorales y contengo la respiración. Dura sólo un instante, no sé si llegan a ser segundos, pero son suficientes para mantenerme prendida de tu imagen, para sostener mi desazón, para alimentar mis fantasías, para abrir la compuerta que me precipita en esa sensación de caída libre que me da el deseo. Tus músculos bajo la fina tela de la camiseta. Sólo eso y todo eso. Me pregunto si alguna vez habrás notado la insistencia de mis miradas. Si te habrás percatado de que mi voz cambia levemente, un brevísimo silencio justo en ese instante, y después, nuevamente, retomo la palabra donde la había dejado.

No sé si cuado me miras, atento, aplicado, ves la misma imagen que se empeña en devolverme el espejo. Esa mujer madura (¿demasiado madura, quizá?), que se ha cansado de luchar contra la fuerza de la gravedad y luce orgullosa sus arrugas alrededor de los ojos y la boca, la leve flacidez de la cara interna de sus brazos, las primeras canas entre las mechas. O si por el contrario ves a la mujer que siempre fui y que sigo siendo, esa mujer fuerte y atemporal, rotunda, que tiembla bajo el roce de otra piel, que ríe a carcajadas y llora sin pudor, esa mujer que sé que soy y que yo sigo viendo aunque el espejo se empeñe en engañarme.

            No sé lo que ves. Sólo sé que espero ansiosa cada día ese momento en el que te veo empezar a desnudarte. Aunque nunca vas más allá. Siempre te quedas ahí, a pesar de que yo imagine e imagine el resto. Y sé que no será verdad. Porque no estamos solos. Porque me miras atento mientras acaricias por debajo de la mesa la mano de esa chica (casi una niña) de melena aleonada y cuerpo insultantemente llamativo. Porque entre nosotros hay más de quince años de diferencia. Porque apenas hemos cruzado diez palabras. Porque eres mi alumno. Porque soy tu profesora. Porque te quitas el jersey cada día, en mi clase, mientras atiendes a mis explicaciones en primera fila y yo pierdo el aliento, angustiada por la posibilidad de no verte.

Como cada día espero el momento en el que harás ese gesto. Ese gesto descuidado, tan tuyo, que repites siempre; que siempre aguardo y que siempre temo perderme. Nunca sé cuándo pasará, incluso me angustio pensando que hoy no pasará. Pero pasa. Todos los días. Siempre igual y siempre de forma diferente. Te quitas la chaqueta. En algún momento de la mañana, invariablemente, te quitas la chaqueta. La desabrochas como sin darte cuenta, y luego sacas las mangas echando tu cuerpo hacia delante, sacando tu pecho que aparece proyectado hacia mí como queriendo escaparse de esas camisetas de cuello alto que llevas, tan puritanas y tan sexys. No dejan nada a la vista, pero todo lo insinúan. Y yo imagino tus pezones bajo el sujetador que se marca siempre levemente, adivino la gravidez de tus pechos en mis manos. ¿Cuántas camisetas como ésa tienes?, y ¿cuántas chaquetas? Todas iguales y todas diferentes. Como tu gesto. Fantaseo con la idea de que lo haces por mí. De que me lo dedicas. Que sabes cómo lo espero y por eso, de forma descuidada, sin variar el tono, continúas con tus frases mientras desabrochas, uno a uno los botones y entonces, en una fracción de segundo, en un momento eterno, me ofreces tu cuerpo. Y es ese gesto, ese gesto que mendigo y que siempre temo perderme, el que me acompaña siempre, al que recurro cuando las caricias, cuando el sexo acogedor y el cuerpo joven e inexperto de Laura, que ahora aprieta mi mano, no me son suficientes.

            No sé siquiera si me ves, anhelante, en la primera fila. No sé si descubres en mí a ese hombre que sé que llegaré a ser y que llevo dentro, o por el contrario sólo soy para ti uno más, un imberbe a medio hacer que lucha para que los años le den por fin la pátina de seguridad y confianza que algún día tendré. Porque sé que no es verdad. Que no te desnudas para mí. Porque no estamos solos. Porque me miras como sin verme mientras Laura acaricia mi mano por debajo de la mesa. Porque entre nosotros hay más de quince años de diferencia. Porque apenas hemos cruzado diez palabras. Porque soy tu alumno. Porque eres mi profesora. Porque te quitas la chaqueta cada día, en clase, mientras atiendo a tus explicaciones en primera fila y yo pierdo el aliento, angustiado por la posibilidad de no verte."

lunes, 12 de septiembre de 2011

Presentación

Me llamo Pepa Serrano y escribo. No es mucha información pero sí suficiente. Suficiente para lo que quiero contar en este blog.

Escribo. Lo hago desde muy joven. Tanto es así que, durante años, estaba convencida de que esa sería mi profesión. De hecho, el primer dinero que obtuve lo gané escribiendo. Un concurso. Cinco mil pesetas. De las de principios de los años ochenta. No estaba mal. Luego vinieron otros premios literarios, más dinero y después... Después la realidad, que se empeñó en apartarme de mi camino y llevarme por otro más prosaico.

Y yo le hice caso.

Pero no es esa la vida que quiero contar aquí. La vida normal de una madre de familia normal. La de una mujer trabajadora normal. La vida que paga las facturas y que vivo a diario, esperando el momento de cruzar al otro lado del espejo. Porque es entonces, cuando dejo atrás a la mujer normal que soy, cuando empiezo a disfrutar, metida en la piel de la mujer que un día estuve segura de llegar a ser.

Por eso, mi vida al otro lado del espejo me parece más interesante. Y, a decir verdad, para mí, sin duda, es también más real. Más que la otra, la que me da de comer, la que me pone el doña delante y exhibe mis méritos y mis miserias.

Por eso, en este blog, para conocerme, no hace falta saber más que eso, que me llamo Pepa Serrano y escribo.