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sábado, 14 de enero de 2012

Tiempo de arena

Hoy voy a comentar la novela "Tiempo de arena" de Inma Chacón, finalista del último Premio Planeta.

Lo primero que tengo que decir es que me ha recordado (y mucho) a otra de las novelas que comenté aquí hace algún tiempo, "El jardín olvidado" de Kate Morton. Como ese libro, "Tiempo de arena" me ha parecido una historia muy femenina, hecha por una mujer y en la que los personajes principales son mujeres. Entre ellas hay una relación familiar y la trama se sucede durante años, con saltos en el tiempo, intentando desvelar un misterio que se anuncia en las primeras páginas. Hasta ahí, la misma sensación que "El jardín olvidado". También en el tratamiento de los personajes principales (por supuesto, femeninos), a mi parecer, demasiado estereotipados.

Pero "Tiempo de arena" tiene otro sabor. Ni mejor ni peor, al menos, yo no me atrevo con la comparación. Simplemente, distinto. Si "El jardín..." nos traída la bruma y el color sepia de las novelas victorianas, con el regusto del Londres de Dickens, "Tiempo de arena" me ha sabido al exotismo y al color de tierras lejanas, de las que fueron colonias, de Cuba, de Filipinas. Me ha llevado al recuerdo de novelas escritas en la misma lengua pero en otros países, como "La casa de los espíritus", de Isabel Allende. Me ha dibujado un Madrid apenas entrevisto en las fotografías de principios de siglo. Y sobre todo, la mayor diferencia para mí es que Chacón sí sitúa la novela en un contexto histórico. Es más, a veces el contexto histórico parece más fuerte que la novela y no sólo la enmarca sino que la llega a hacer desaparecer. Además, su carácter femenino va más allá de sus personajes y se convierte en una reivindicación. Porque "Tiempo de arena" nos enfrenta no sólo con las consabidas historias de amores y desamores, sino también con la lucha de unas mujeres por la consecución de algunos de los derechos que hoy en día consideramos básicos y que no podríamos ni imaginar volver a perder.

"Tiempo de arena" no es atemporal, como "El jardín olvidado", sino una novela muy enmarcada en su tiempo. Lo triste es que algunas de las situaciones que describe aún sigan existiendo y no se hayan solucionado, un siglo más tarde.

Pero, como no me gusta desvelar la trama, no diré más. Sólo eso, que hay amor, desamor, soledad, secretos y una historia familiar de mujeres que se quieren y se odian con la misma intensidad.

Por lo que se refiere a la forma, me ha parecido una novela impecable. La prosa es tan fácil que en ningún momento se superpone a la historia y la deja fluir libremente. Sin embargo - no puedo evitarlo- tengo, por fuerza que compararla con la de su hermana, la tristemente fallecida Dulce Chacón. Y ahí me rindo ante la evidencia, al menos ante mi evidencia: Para mí, Dulce Chacón tiene mayor calidad y más fuerza, tanto en sus temas como en su manera de trasmitrlos.

La próxima novela que comentaré será "Tokio Blues", de Haruki Murakami.

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