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jueves, 2 de agosto de 2012

La abadía de los crímenes


Ésta es la segunda novela que leo de Antonio Gómez Rufo. La primera fue “La noche del tamarindo” de la que ya hablé aquí. Aunque, como dije en su momento, no puedo ser imparcial con “La noche del tamarindo”, ya que me recuerda muchas vivencias personales, veo en ambas novelas – tan distintas – un denominador común, que no es otro que la documentación. Son, las dos, novelas que requieren conocimientos específicos, una en medicina y la otra en historia, por lo que, la aparente facilidad de su lectura esconde, sin duda, un gran trabajo de investigación.

Tuve la oportunidad de hablar con Antonio en la última edición de la Feria del Libro de Madrid, donde compré esta novela que ahora comento, y me confirmó esa impresión. A él (como a mí) le atrae el estudio previo que requiere la escritura de un libro bien documentado. Esa mezcla de aprendizaje y transformación, de juego con una realidad cierta, que no puedes cambiar, pero que te acompaña en la creación de tu propia historia, encorsetándote y abriéndote, al mismo tiempo, nuevas perspectivas.

La novela está ambientada en el siglo XIII, y narra los misteriosos asesinatos ocurridos en el primer convento femenino del reino, situado en los Pirineos. Hasta allí, para darles solución, ya que las novicias fallecidas pertenecen a las principales familias de la comarca, llega el propio rey don Jaime I. La novela no trata de negar su deuda con “El nombre de la rosa”. Como ella, es de fácil lectura. Los acontecimientos se suceden vertiginosamente y, en sólo cuatro días, el misterio queda resuelto.

Me han gustado sus personajes femeninos, tan diversos. Esa monja-detective que se me antoja, sin embargo, difícil de encajar en plena Edad Media, quizá porque la época (como le pasa a gran parte de mis contemporáneos) me es bastante desconocida. La reina Leonor, que sufre el desamor con emociones atemporales y es esclava de su destino. Sus damas, pendientes de ocupar un tiempo vacío que parece imposible de llenar, aún contando con la ayuda de las horas de los rezos. Y las monjas, las del convento, con un secreto muy poco espiritual que ampara unas ambiciones más bien mundanas. Y todo ello se acabará descubriendo… de la mano de Constanza y el rey.

Me ha gustado también la trama política de la que habla el autor. Las luchas entre los nobles de Aragón y los de Cataluña. Ese guiño a la situación actual…  Los nacionalismos. Problemas viejos que intentamos adornar con aspiraciones pretendidamente nuevas.

En definitiva, una novela amena, que bebe de dos tradiciones narrativas, la histórica y la de detectives, sin llegar a enmarcarse totalmente en ninguna de ellas. Si te gusta la historia, pero no te ves capaz de leerte un libro demasiado contundente estas vacaciones, te recomiendo “La abadía de los crímenes”. Y si te gusta el género de detectives y además quieres quedar bien, mostrando unos conocimientos históricos sobre la Corona de Aragón en el siglo XIII, también.

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